Destrozos a raíz del temporal

El descomunal temporal que padeció el área metropolitana, también causó daños en las instalaciones de Talleres. Cayeron árboles, se volaron chapas de algunos gimnasios y maderas del sector en construcción, y se derrumbó un poste en las canchas de tenis.

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Gentileza Mono Gómez. Los pinos caídos sobre el estacionamiento.

La furia del viento volvió a sentirse, como viene ocurriendo últimamente, con toda su fuerza y esplendor, causando destrozos que resultan difíciles de reparar. El paso del viento, a más de 140 Km por hora –según calculan los especialistas en Meteorología-, arrasó con muchísimas construcciones, en todo el área de Capital Federal y Gran Buenos Aires.

El Club Atlético Talleres, se vio afectado afortunadamente, en la magnitud de este fenómeno, en una medida menor a la que padecieron muchos otros clubes del área. Sin embargo, los daños más significativos, se observar a simple vista, en el ingreso mismo.

En el playón de ingreso al Club -por calle Timote esquina Manuel Castro-, y en paralelo al natatorio, se cayeron dos pinos, próximos a la reja que divide la pileta de la zona de estacionamiento, hacia el área de los consultorios médicos y oficinas de fútbol. Afortunadamente, no causó mayores daños esta caída, ya que había autos y socios practicando actividades, en el horario donde se desató el tornado.

Otro de los sectores afectados, fue el área de tenis, que se ubica en el sector interno del polideportivo. Allí, cayó un árbol contra el alambre tejido y la pequeña pared que lo sostiene, y se derribó un poste sobre las canchas de polvo de ladrillo.

También en el sector que se encuentra en construcción, en la cabecera que da espaldas a Timote, el viento hizo estragos. Se volaron las maderas que formaban parte del encofrado del respaldo final que mostrará esa tribuna –en continuación al ya existente- y cayeron sobre la calle, sin causar daños a los vecinos y transeúntes. Un testigo de privilegio, ubicado históricamente en la portería del Club, aseguró a Frecuencia Albirroja: “Fue algo que no había visto nunca en mi vida acá, tanto viento y con esa fuerza. No podíamos salir de la portería por la lluvia. Por suerte, las maderas cayeron sobre la vereda, y ya por la mañana las juntaron y apilaron, los obreros que trabajan en la construcción. Tuvimos que cerrar a la madrugada el portón de Rosales, que se dobló para adentro con el viento”.

En tanto, volaron algunas chapas de menor envergadura, que se ubicaban en ese sector, en la división del tramo en obra con el resto de estadio; como así también, las que cubrían el puesto de comidas rápidas, ubicado en el pulmón de Rosales.

Se vieron damnificados además, algunos gimnasios cubiertos, a partir de la voladura de muchas chapas, que formaban parte del techo de los mismos. El Gimnasio Mallarakis, sufrió la pérdida de chapas frontales que daban al sector del natatorio, y otras del tinglado superior; mientras que el Gimnasio de Básquet, ubicado en el primer piso, se volaron algunas que cubrían el techo –ahora ingresará el agua si vuelve a llover- y se pulverizó un vidrio, que también dejó al descubierto otro espacio importante.

Hasta las 21:00 del Jueves, el suministro de energía eléctrica no se había restablecido en el Club ni en el resto del barrio. Y al no haber luz en varias cuadras a la redonda, desde la noche anterior, por los daños que causó la tormenta, existían también inconvenientes para poder abastecer con agua corriente, los distintos sectores del estadio y polideportivo.

A dios gracias que Talleres cuenta con un personal de mantenimiento que tiene “la camiseta puesta”, que desde muy temprano, en la mañana del Jueves, comenzaron a trabajar para poder en condiciones las instalaciones, y subsanar los problemas que generó el furioso viento .


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Gentileza Mono Gómez. Las chapas "arrancadas" por el viento en el tinglado. Y un árbol sobre las canchas de tenis.


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Gentileza Mono Gómez. De fondo, la tribuna en obra. Volaron las chapas altas del encofrado de ese respaldo.