El sentimiento no quebró

El 2 de Noviembre de 1999 se decretaba la quiebra de Talleres y las instalaciones del Club eran clausuradas por la justicia. Hoy se cumple, el 12º aniversario de ese oscuro momento de la historia del Tallarín, que pudo superar esa crisis sin perder su patrimonio.

QUIEBRA

Archivo. La faja de clausura que se colocó el 2 de Noviembre de 1999 sobre la puerta de ingreso al Club.

Exactamente 12 años atrás, el Martes 2 de Noviembre de 1999, la justicia de la Provincia de Buenos Aires, decretaba la quiebra del Club Atlético Talleres como Asociación Civil, y se abría de este modo, el capítulo más triste y oscuro de la historia del viejo Talleres. El Club ya no era más de sus socios, dejaba de regirse por sus estatutos, el predio quedaba clausurado y la posibilidad que sus bienes fuesen liquidados para solventar las deudas, eran motivo suficiente para quitarnos el sueño durante noches enteras, a todos los que amamos al Tallarín. 

La quiebra había sido decretada por el Juez José María Durañona, en el Juzgado Nº 13 en lo Civil y Comercial de Lomas de Zamora. Y la Síndico Nilda Susana Vázquez, designada por la justicia para desempeñar su tarea en el Club, arribó pasado el mediodía a la sede de Timote y Manuel Castro. De inmediato, comenzó a tomar posesión junto a otros los funcionarios judiciales, de la administración del mismo. Dispuso su inmediata clausura.

Talleres ingresaba en su proceso de quiebra, y crudamente la institución dejaba de ser propiedad de sus socios. Se convertía de este modo, en una entidad que iba a ser administrada durante los sucesivos 9 años, por distintos funcionarios judiciales. Esos funcionarios conocidos como “Contadores Judiciales”, que conformaron los distintos Organos de Administración que comandaron el Club, tuvieron como misión exclusiva administrar y liquidar esos bienes, que eran la garantía de pago con la que contaban los acreedores para cobrar las deudas, que habían quedado tendidas producto de las malas administraciones. El tiempo y el trabajo de algunos socios, pondría límites y fin a esa misión que traían adjunta aquellos que venía a “liquidar” a Talleres.

Aquel Club que nacía el 17 de Mayo de 1906, que formalmente se constituiría recién el 1º de Junio de ese mismo año, cuando llegó a manos de sus fundadores, el sello que le daba identidad a la institución madre de Remedios de Escalada, sufría la peor derrota de su rica historia y tardaría casi una década en superar ese transe, que lo tuvo al borde del cese. 

Todo era oscuro en aquel día. El sol ya no iluminaba Remedios de Escalada, desde el mediodía, y una triste llovizna llegaba a nuestro pueblo desde el cielo, alrededor de las 17:00, para acompañar las lágrimas de jóvenes y adultos, que lloraban por el estado de coma en el que había ingresado su Talleres.

Los socios, vecinos y allegados, con el correr de las horas, tomaron conocimientos de lo que había pasado, y se fueron acercando hasta las puertas del Club, conmocionados por el lamentable suceso, para brindar su estupor y dar señales de apoyo, a quienes aún peleaban por la causa.

Quien de los presentes ese día -o las noches posteriores-, no hubiese cambiado tanta pena, dolor e incertidumbre, aunque más no fuese por la peor goleada de la historia de Talleres, en el escenario más deplorable, en la peor categoría que pudiese jugar, con tal de volver a ver el manto sagrado Rojo y Blanco en la cancha, y compitiendo por algo; y siendo venerado por tantas almas Albirrojas, que demostraron su amor incondicional por Talleres, más a allá de todo. De la quiebra también.

Y por si acaso, alguno en la justicia quiere escribir una foja sobre la causa “Club Atlético Talleres S/Quiebra”, deberá agregar una aclaración en el final de la historia: “El sentimiento no quebró”.