"Sí pibe, tengo nombre…"

Talleres cumple 109 años de vida este 1 de Junio, y muchísimos momentos y sensaciones aparecen en la memoria emotiva de cualquier simpatizante que lleva en su sangre el Rojo y Blanco de la entidad madre de Remedios de Escalada. Frecuencia Albirroja lo celebramos, con un emotivo relato expresado a modo de cuento, por Fabián Pedro Acquisto, el historiador de la ciudad, que describe una parte tan particular de esta relación única que liga a cualquier simpatizante Albirrojo con el Club al que amamos.

Hinchas en la tribuna

El hincha de Talleres de siempre, es fiel a una pasión inigualable. En las buenas y en las malas.


Hola ¿Cómo andás?... Che pibe… Sí, yo te hablo… A vos… Sí a vos ¿Sabés cuánto hace que te conozco? Desde que eras chiquito.

Creo, que todavía estaba la tribuna de madera. La primera vez que viniste, fue con tu papá y tu abuelo. A tu abuelo no lo ví más. Y tu viejo, ya está viejo. ¿Qué va a ser? Yo hace muchos años que veo fútbol en esta cancha. De local no me perdí ningún partido. De visitante, la verdad, me costaba ir. Y más ahora, que estoy jovato. Aunque de vez en cuando me tiño el lope y no parece. Pero sí, tengo muchos años. Creo que hasta soy más viejo que tu abuelo.

¿Sabés, acá, las cosas que viví? ¿Sabés cuántas veces me llené de felicidad, cuando salíamos campeones, o les ganábamos el clásico a los equipos de los barrios vecinos? Y también ¿Cuántas veces lloré por el descenso? Pero el fútbol es así. Siempre lo supe; desde que veo fútbol. ¿Sabés cuántas veces me empujaron los muchachos y yo tenía miedo de caerme? ¿Y también cuando me sostenían con fuerza, con alegría, con bronca? ¿Y las puteadas que escuché? ¿Y las escupidas? Si a veces los muchachos, sin querer, me escupen a mí. Éso me pasa, por ponerme siempre delante de la hinchada. Pero no aprendo más. Hoy sigo con todos los pibes. Bueno, algún jovato viene y se pone al lado mío. Y putea al léniman, al referí, a los jugadores del otro equipo ¿Y qué se yo? Todos los partidos lo mismo.

Mirá, yo ví la camiseta esa que tenía el cordón ¿Te acordás?... Claro, no, perdoná. Si vos sos un pibe. También conocí toda clase de pelotas. La de tiento, que cuando te pegaba con el lado de la costura te dolía como la puta madre. Era durísima. No era como la de ahora que es livianita, que donde la agarra un tronco la patea a la mierda. Huy perdoname, se me pega la costumbre de putear. ¿Sabés cómo atajo, no? A mí me tendrían que poner de arquero. Ni un gol me hacen. Las paré todas. Me las podría haber guardado, pero siempre las devolví. Nunca me quedé con ninguna pelota.

Pero ahora estoy medio achacado… Sí, ando más o menos. La otra vez me operaron. Tuve un problema y me tuvieron que poner unos fierros ¿Qué sé yo? Acá, donde estaba roto. Ahora ando bien. Todavía tiro… ¿Pilchas? Tengo de todo. Algunas son viejitas; y otras, modernas. Los pibes de la hinchada, me traen las pilchas; me visten. No tengo que comprarme nada; siempre me traen algo. ¿Sabés? Yo no podría vestir otra ropa. Ésa es la que más me gusta… ¿De qué colores? ¿Y de cuáles van a ser?  ¡Rojo y Blanco!  ¡De Talleres! ¡De Escalada!

¿Sabés cuántas veces tuve agarrada esa bandera? Por más viento y lluvia, que hubiera, nunca dejé que se caiga. ¡Nunca! ¿Sabés cómo tiemblo, cuando Talleres hace un gol? Quiero gritar y no puedo, porque se me seca la garganta; y se me caen las lágrimas. Porque lloro de alegría, y nadie me puede contener. Y me abrazan apretándome muy fuerte mis amigos... ¿Qué amigos? Vos, todos ustedes. ¿Sabés? Algún día, cuando muera, quiero morir en esta cancha. Porque quiero estar siempre, aunque ya no esté. Aunque sea en la memoria de algunos de ustedes. Porque ese día, me voy a quedar junto a los recuerdos. Con la Camiseta Antigua, Con la Pelota de Tiento, Con la Tribuna de Madera, Con Tu Abuelo. Y con Todos Los Que Ya No Están. Y todos alentando desde el cielo… ¿Dónde vivo? Acá. Acá, en esta cancha. En la Cancha de Talleres, justo atrás del Arco de Timote…

¿Cómo me llamó? No, yo no tengo nombre. Pero los pibes me pusieron un apodo. ¿Y sabés? Ese apodo me gusta con el alma. Y me parece, que ése va a ser mi nombre. Sí, ése es mi nombre. Sí, sí pibe, claro que tengo nombre. Me llamo ¡“El Alambrado”!... Mirá, mirá, éste es el momento más lindo. Ahí sale Talleres ¡TA TA LLERES! ¡TA TA LLERES! ¡TA TA LLERES!... ¿Viste pibe? Pude gritar… Perdoname, las lágrimas…  

Fabián Pedro Acquisto