Desastrozo y miedoso

“Si pierde el Docke, no salgo de acá”, le dijo Fernando Velarde, el árbitro ante Dock Sud, a un jugador de Talleres para justificar su actuación. Es lamentable que siga dirigiendo.

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El árbitro Velarde estrecha la mano con los jugadores de Dock Sud.

El árbitro Fernando Velarde cumplió una pésima labor, en la derrota de Talleres sobre Dock Sud. 1 – 0. Pero aparentemente, y por testimonio (off de record) de algunos protagonista, no solamente se equivocó producto de sus propios defectos técnicos y su poca capacidad para impartir justicia, sino que el factor miedo, se habría adueñado del juez, y también esto influyó a la hora de sus decisiones. Y eso, trajo un perjuicio para Talleres, que sufrió durante toda la tarde, los fallos en su contra; entre otras cosas, varias posiciones adelantadas dudosas, y dos expulsados: Fernando Godoy y José Benegas.

Uno de los mediocampistas de Talleres, escuchó atónito ante un reclamo propio, la justificación del árbitro, ante un grosero error cometido por la terna arbitral: “Si pierde el Docke, no salgo de acá”, dijo atemorizado el árbitro.

Entonces, FA se pregunta ¿Se quedaría a vivir en Dock Sud a lo mejor, por que le gustó el barrio? ¿O tendría miedo de sufrir una agresión, y por eso manipuleó algunos fallos a favor del local? Impresentable.

También fue muy mala la actuación del segundo asistente, Lucio Rodríguez que cobró varias posiciones adelantas inexistentes, durante todo el primer tiempo, en los avances de Talleres.

Sobre el final del partido, con la derrota consumada, algunos jugadores lo increparon al árbitro, por esta respuesta que había pronunciado antes. Allí, amonestó a Lucas Fernández.

Por si acaso, esta claro que el mal momento de Talleres, no es responsabilidad de Fernando Velarde. Sin embargo, esto no quita que haya que repudiar la actuación de alguien, que como mínimo, no esta a la altura de las circunstancias.

Un dato que no es menor: Velarde en la temporada 2003/04, dirigió a Talleres ante Platense, en Escalada, en el empate 1 – 1; esa tarde, había cobrado un penal para el Calamar, al minuto de juego. Ocho años después, en vez de subir de categoría, bajó a la Primera C, y seguirá allí hasta que el documento lo deje. Que alguien tome nota de esto en la Asociación del Fútbol Argentino, y lo pongan donde debe estar. Lejos, muy lejos de una cancha.